Turquesa
Turquesa
Propiedades curativas de la turquesa
Regenera los tejidos y potencia el sistema inmunitario por lo que llevar collares con piedras turquesas puede resultar muy útil en casos de cáncer.
Favorece la absorción de los nutrientes, por lo que es muy recomendada en casos de anorexia, y alivia las infecciones producidas por virus. Por tanto, actúa en casos de fiebre.
Es antiinflamatoria por lo que es muy adecuada en casos de gota y reuma.
Alivia los calambres y el dolor. Está especialmente indicada en casos de afecciones respiratorias: afonía, amigdalitis, difteria, bronquitis, asma, etcétera. También es muy útil con los problemas oculares.
Propiedades mágicas de la turquesa
La turquesa se considera por encima de todo una piedra protectora. Está indicada especialmente para los viajeros que acuden a zonas de inestabilidad política.
También se usa en la magia amorosa. Si se entrega una turquesa a la persona amada se estimulará la armonía en la pareja creando una fusión entre las almas de ambos. Según la tradición, si desaparece el amor entre los dos, desaparecerá también el color de la piedra.
Sirve para atraer nuevas amistades y conseguir un carácter alegre y sereno. Estimula la belleza.
Está indicada para personas demasiado emotivas y ansiosas ya que ayuda a mantener el equilibrio emocional y al crecimiento personal.
Favorece la autorrealización eliminando cualquier intento de destrucción de uno mismo. Ayuda a tener creatividad a la hora de solucionar los problemas difuminando los agobios y las inseguridades.
Protege contra el mal de ojo, los hechizos malignos y cualquier tipo de magia negativa que se dirija hacia uno mismo.
Como limpiar la piedra turquesa
Debido a su formación a base de fosfatos, la turquesa es frágil y además, sensible a los productos solventes. No solamente los perfumes o los cosméticos como las cremas pueden hacerle perder su color sino también una piel excesivamente grasa.
Por ello, no debemos usar ningún producto químico para limpiar la piedra turquesa. Bastará con pasar por su superficie un paño suave que elimine los residuos que hubieran podido caerle encima durante el uso.
También puede limpiarse mediante tratamientos a base de vapor pero no tolera los ultrasonidos.
Una vez limpia, la turquesa debe guardarse de forma aislada puesto que el roce con otras piedras más duras puede ocasionarle rayaduras.
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